(…) «El orden de la tierra es el reflejo del orden en las personas.
En nuestras culturas asumimos que cada uno de nosotros como personas somos un calco o réplica de la tierra y del mismo Universo, y esto se debe entender no solo como representación simbólica sino como manifestación real de reciprocidad, donde la salud, equilibrio y protección se dependen mutuamente del cumplimiento del orden, función y manejo de cada uno.
Este conocimiento nos enseña que en el proceso de concepción, gestación y nacimiento del ser humano se repite el proceso de formación de la tierra y la naturaleza. Y en cada ciclo está el orden de la naturaleza que debemos observar, comprender y realizar, porque así como sea la conducta de las personas, así estará el territorio. La naturaleza se alimenta de las acciones y los pensamientos de la gente. De lo que se concluye que si el territorio está desordenado y enfermo es porque las personas no hemos sabido mantener una relación equilibrada y dañamos su ordenamiento con nuestra nuestro propio desorden. Por ejemplo, cuando se hacen desagües, cuando se desvían los ríos, se destruyen cerros para sacar piedras o cal, se están generando conflictos entre las personas y entre los gobiernos.
Cada uno de los espacios sagrados del territorio ancestral es un órgano de este cuerpo vivo e interconectado, donde es posible la comunicación con Las Madres y los Padres, los “jefes” o “dueños” de todo elemento natural y humano. Estos mismos espacios sagrados, a través de la consulta espiritual que hacen los Mama, nos indican cómo hacer el ordenamiento y manejo del territorio, nos señalan los daños, amenazas, afectaciones, enfermedades y también lo que se debe pagar, curar, reparar en cada espacio sagrado y en nuestro propio cuerpo.
Es muy importante para garantizar la protección de la Línea Negra y sus espacios sagrados, entender y asumir que todo lo que hacemos trasciende a la naturaleza y ella nos devuelve igual, la misma intención. Lo que hacemos con nosotros mismos, se refleja en el mundo que se habita. Si nuestras acciones y pensamientos son más negativos destruimos el orden, atraendo desequilibrios, enfermedades y muchos problemas ambientales como los que hoy estamos viviendo, pero si en nuestras vidas somos ordenados y cumplimos con los principios de La Madre, a nivel individual y colectivo, también la naturaleza se mantendrá sana y los beneficios que ella nos da serán mejores y duraderos.» (…)
Texto tomado del Documento Madre de los pueblos Arhuaco, Kankuamo, kogi y Wiwa.